viernes, 21 de diciembre de 2012

Germinación



En un rincón, escondido entre las hierbas, estaba el corazón verde del jardinero. Nadie lo regaba ni lo cuidaba, nadie se percató de su presencia hasta que, pasado el tiempo y llegado el momento, floreció por si mismo con tal belleza y desprendiendo una fragancia tan embriagadora que sorprendió a los más avezados botánicos del mundo.

Nunca se pusieron de acuerdo en darle un nombre adecuado, y es que cada uno lo quería para sí de tal modo que perdieron toda su ciencia; pues era éste su misterioso poder.

Al fin, muertos todos los que lo amaron y perdido de nuevo en la maleza, volvió a florecer por ellos... No necesitaba nada para vivir, pues era esencia de vida y tenía las raíces tan profundas como el mundo que le vio nacer un día, en aquel recogido lugar del jardín de la memoria.

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