"The" Danzante
Era un lugar tranquilo. Una suave música llenaba el local. Me
gustaba el café y las deliciosas tisanas que preparaba Ya casi no
tomaba alcohol y hoy quería tener la mente clara
Ya nos habíamos visto en otras ocasiones. Nuestras miradas se
cruzaban casi cada minuto. “¿ quieres bailar ?”
Mi mano en su
cintura, la suya en mi hombro, transmitían calor mientras los dedos
entrelazados, se acariciaban de forma casi imperceptible.
Fue la tarde
perfecta. Poco a poco, conforme pasaban los minutos, nuestros cuerpos
se iban acercando. Al principio, era un acercamiento tímido. Cierto
rubor se instalaba en sus mejillas, pero parecía dispuesta a llegar
al dulce abrazo. Yo lo deseaba
No hubo que
esperar mucho tiempo para que sus manos rodearan mi cuello mientras
las mías rodeaban su cintura.
Mis manos no
podían permanecer quietas y lentamente recorrían su espalda. Su
cuerpo era un mar de sensaciones, El enganche de su sujetador, me
atraía sin que pudiera evitarlo y mis dedos se paseaban por sus
bordes
Había avanzado la
tarde y ya mis manos, tímidamente, acariciaban su vestido por debajo
de la cintura. No eran duros ni firmes como debían haberlo sido en
su juventud. Mantenían su redondez pero habían caído ligeramente.
No obstante transmitía unas sensaciones ya olvidadas, sensaciones
que permanecían en no sé que rincón de mi cerebro. Eran
sensaciones casi desconocidas que resucitaron con todo su esplendor
No seguía los
stándares de belleza actuales, pero resultaba muy atractiva y sobre
todo era una mujer por mí muy deseada
El tiempo comenzó
a transcurrir lentamente. No es que el reloj hubiera envejecido, Mi
impaciencia, mis deseos de abandonar el local abrazados como dos
jovenzuelos aumentaba de forma rápida
No necesité
proponerle nada, una simple mirada, cargada de deseo, fue suficiente.
Fuera hacía frío,
mucho frío. El termómetro del coche señalaba una temperatura
negativa, pero nunca habría podido enfriar nuestro deseo
Habíamos
recorrido unos pocos quilómetros. Su mano se había deslizado sobre
mi pierna hasta el final y sus caricias me enloquecían.
Los botones de su
blusa, habían abandonado sus ojales. Podía ver de reojo su
sujetador crema y fantasear con lo que mas que encerrar, acariciaba.
Poco a poco
aminoraba la marcha. Paralelamente a nosotros transcurría la
autopista donde coches y camiones parecían competir por llegar los
primeros a no sabían donde
Cuando nos
detuvimos en el arcén una mirada cómplice indicaba que ambos
conocíamos el guión...
Caballoloco
Mées (40)
Los Gendarmes que
circulaban por la autopista, observaron, en una carretera secundaria
que transcurre paralela a ella unos muslos que asomaban por la puerta
trasera de un vehículo aparcado en el arcén. Pertenecían a una
mujer de 73 años, que practicaba una felación a su pareja de 74
Estos
amantes no pudieron resistir la llamada del amor y desnudos
desafiaban a las bajas temperaturas de aquella tarde ( Le Sud Ouest)
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