miércoles, 15 de febrero de 2012

Sopas



" La sopa de puerro-patata, la más humilde, la más sencilla y rápida de hacer pero no por eso la menos sabrosa.
La sopa de berros, crema fina verde-pradera con su flor blanca de nata líquida que la cuchara no se decide a cortar.
La sopa de setas, con recuerdos de paseos por el bosque o la de espárragos silvestres, tan untuosas las dos y con el contraste de sus picatostes crujientes.
................ las sopas..............
La sopa de calabaza de alegre color, festiva y sofisticada, coqueta perfumada de azafrán.
La sopa de cocido: caldo nutritivo por excelencia, con sus fideos, sus hojas de menta y su chorrito de fino para los mayores, o con el alfabeto desordenado de sus letritas en el poema líquido de los niños aprendices de escritores que buscan su firma.
La sopa de leche con tapioca, muy socorrida y suave, para estómagos delicados, y que hay que vigilar sin cesar por su caracter desbordante.
................las sopas...............
La sopa de ajo de la abuela castellana, plato completo, contundente, alegría del pimentón.
La sopa de cebolla: primero, complemento humilde, y pronto, lujo de trasnochadores, al abrigo de sus capas de queso gratinado o derretido, según los gustos.
La sopa de no-se-sabe-exactamente-qué-ingredientes, oasis de sabor y textura reconfortantes y potentes, de otros países, su nombre sonoro evocador del desierto a la luz de la hoguera y de la media luna o de la luna llena.
...............las sopas................
La sopa de pescado de la abuela francesa, de sabor atlántico o mediterráneo (vino blanco o "pastis"), siempre a merced de la faena marítima, siempre distinta y sorprendente, tomates y romero, tomillo y punto de azafrán, hilos de queso y tostada de pan de campo frotada de ajo... paladeado sinónimo de los reencuentros familiares a orillas del mar...

El ritual de los ingredientes... pasear por el mercado o la huerta, examinar, sopesar, comprar o recolectar, lavar, pelar, trocear, dorar, pochar, sazonar, probar, rectificar, colar, triturar, calcular cantidades con generosidad y tiempos con amor.

El agua y la sal, las hierbas aromáticas y el arroz, el marisco y las cabezas de pescado, las verduras variadísimas y el hueso de jamón... formas, colores, texturas, aromas, recuerdos...

El recipiente donde se elabora y madura la alquimia de la mezcla, olla lenta o rápida que destila y conserva la magia de la esencia de los ingredientes y susurra música de hogar.
El recipiente donde llega a la mesa: cacerola de diario o sopera de porcelana fina de los días festivos.

Y precedidos por su aroma insinuante y prometedor, el plato, el tazón o la cazuela de barro en los cuales, por fin, la sopa se acerca de forma tentadora al comensal...
... y el hechizo de la primera cucharada... los labios soplando un beso... los labios que se abren a la vez que los ojos se cierran de puro placer...
... y el sentido que se pierde en la cresta de las olas gustativas...
... y el suspiro de satisfacción...
... y la sonrisa agradecida hacia la cocinera...

"¡Qué sopa más rica!"

La sopa: alimento ancestral, primitivo, básico en la primera edad y de deleite a cualquier edad... si gusta.

La poción mágica de las cenas otoñales e invernales de mi casa.

Para mis compañer@s del
"Círculo de los Soperos Empedernidos" "

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