viernes, 13 de enero de 2012

Carta a Ballestero

Muy querido amigo:

Muchas felicidades y mucha paz en vuestro hogar, en estos días de Navidad.
Tu carta, de bella caligrafía, me ha hecho recordar tiempos lejanos, de cuando los niños del Hogar de San Fernando nos afanábamos en diseñar la letra más hermosa. Bien lejos quedaron en el tiempo aquellas vivencias. 

Amigo: yo, en mi mente, siempre he conservado aquella instantánea de nuestro ingreso en el centro de acogida. Te estoy viendo, como si fuera ayer mismo, llorando a las puertas de aquel sitio. Siento una especie de tristeza, de melancolía..... Sin embargo, me alegra ver cómo, después de aquella etapa, la vida no nos ha tratado tan mal, ni a Estrada, ni a Velázquez, ni a ti, ni a mí...que sois hermanos, más que amigos. 
Dentro de los males que nos rodearon desde pequeños, aún tuvimos la suerte de encontrar el camino para llegar por lo menos a tener un hogar, formar una familia ¡Una familia, querido amigo! Que no es poco. Unos hijos sanos, una mujer hermosa......

No sabes cómo me alegra que estéis bien. Ya tenéis vuestro nuevo hogar; y con el tiempo, seguro que aún mejorarán las cosas.. La pena que tengo es que presiento que ya quizá no volveremos a veros. Pero quién sabe....

Cuando voy de compras al supermercado siempre hablo con un empleado del establecimiento, que es un muchacho argentino. Le pregunté si conoce un pueblecito, allá en la lejana Argentina: Ituzaingo. Me dijo que si, que está a unos pocos kilómetros de Buenos Aires. Le dije que ahí tengo a unos amigos, muy queridos, a los que echo de menos.

Y bueno. Ya sabrás que se ha muerto Don Emilio, nuestro viejo maestro. He sentido mucho su muerte. Él fue el maestro que me enseñó lo poco que sé de Geografía, Historia y Gramática. Una vez le escribí, a su retiro de Córdoba y el hombre me contestó con una carta preciosa, que aún conservo. Me decía que yo era para él, “el inolvidable-olvidado”
Pienso en tantas cosas....tantas vicisitudes....y me da tristeza....a veces me deprimo.

Mi refugio es la pintura...me paso horas ante el caballete pintando al óleo. Si no fuera por este pasatiempo, no sé qué sería de mí.

Queridos amigos. Me ha gustado escribiros esta carta. Ha sido como un desahogo emocional.

Recibid un fuerte abrazo de vuestro amigo-hermano que nunca os olvida.

Miguel

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