viernes, 13 de enero de 2012

Cosas de la vida

Yo no me fui de picos pardos en la mañana del 25 de Febrero del pasado año de 2010. En la mañana del 25 de Febrero de 2010, a eso de las 12,30, después de despedirme de los amigos del messenger cerraba mi ordenador y salía con mi mujer hacia el Centro Médico de la Seguridad Social de Martorell, para saber el resultado de una biopsia que le practicaron, semanas atrás, por un tumor en la mama derecha.

Llegados a la consulta, mientras ella era atendida por el médico, yo en la sala de espera preso de un gran nerviosismo, me sentía mal.
Decidí para tranquilizarme salir al exterior a respirar el aire fresco. Estaba así procurando relajarme, cuando veo salir por la puerta del Hospital a una mujer que iba hablando por su teléfono móvil. Llegó hasta donde yo estaba, y siguió con su charla telefónica allí, junto a mi. La tenía tan cerca que, aún sin querer oir lo que ella decía, me enteraba de toda su conversación. Al parecer, había ido al Hospital por el mismo motivo que mi esposa y en aquel momento pensé que le estaría contando a algún ser querido que los resultados de su exploración oncológica habían sido buenos y esperanzadores. Y estando en ese punto, súbitamente cortó la conversación, cerró el móvil y se puso a llorar apoyada en la pared. Yo oía sus sollozos y me sentía conmovido, sin saber qué hacer; después de unos minutos, así que ella se volvió, al cruzar la mirada, le hablé balbuceando torpemente, y le dije lo que se suele decir en esos casos: que todo iba a ir bien, que no se desanimara, etc...

Y entonces ella me contó que le habían detectado varios tumores (en su garganta había señales de una traqueotomía) y mientras me contaba cosas, sacó un cigarrillo y me pidió fuego. Le dije que no; que yo hacía años que ya no fumaba, que lo había dejado y que, por su propio bien, ella debería hacer un esfuerzo para dejarlo.
Me contó que hablaba con su madre por el móvil; que su marido la había abandonado hacía pocos días y que se encontraba sola con dos niñas de corta edad. Estuvimos así un rato; ella hablaba y yo la escuchaba. Y yo no sabía qué hacer porque ella seguía hecha un mar de lágrimas.

De pronto me tendió sus brazos y me abrazó largamente; me dijo: gracias por haberme escuchado y se despidió dándome un beso en la mejilla al tiempo que me decía que se marchaba; que iba a tomarse algo fuerte para olvidar. 

Y antes de que yo reaccionase, la vi bajar apresuradamente por las escalinatas del hospital, perdiéndose rumbo a no sé donde.

Al rato salió mi mujer del Hospital, con la buena noticia de que el resultado de su biopsia había sido negativo y que el médico la había citado de nuevo para dentro de seis meses.. 

Al mirarme a la cara, viéndome los ojos llorosos, me preguntó qué me pasaba y yo le conté el drama del que había sido testigo una escasa media hora antes......Cosas de la vida....

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