viernes, 13 de enero de 2012

El camino



El camino. Ese camino que teníamos por delante cuando fue el despertar de nuestra vida. Ese por el que encontramos las piedras, las flores y los aromas que nos enriquecen.

Ese camino fue el que me condujo ante este papel que escribo, las decisiones equivocadas me trajeron aquí, las decisiones correctas me debían haber llevado a una vida de paz que añoro sin haberla conocido.

Ahora que tengo tanto tiempo a mis espaldas, tantas experiencias buscadas o encontradas, tantas ideas desechadas y deshechas en mi mente, ahora que soy viejo y estoy solo en ese lugar sombrío. Ahora es el momento de escribir y dejarme morir bajo esta piel que ya no me vale para nada.

En mi vida lo único que hice fue guiarme por la norma, si ella decía por allí, allá que iba yo, si decía que por aquél lado pues yo no miraba otro. Y así pasaron mis años de niñez, de juventud y de madurez, y ahora que los años se me rebelan y mi cuerpo sólo pide descansar, estoy decidido a escribir algo que tuve que haber escrito hace mucho.

Sé que ella se casó, y que tuvo algún hijo porque ella lo deseaba. También sé que me cogía de la mano en mi niñez, y alguna vez tras el pantano, oyendo croar a las ranas, me besó inocentemente, con ese amor que sólo saben dar los niños. Yo no quise oir a mi corazón y me alejé de ella cuando crecí, cuando creció, porque todo indicaba que la felicidad no era unirse a alguien distinto. Al dejar de ser aprendiz monté mi propia empresa y las mujeres me rodeaban; yo no lo evitaba hasta que apareció la que mis padres decidieron que debía ser mi esposa, desde luego era una mujer bella y culta, cuya piel sonrosada desearía cualquier hombre, pero yo no la amé nunca.

Todos los años que pasé junto a Amanda fueron iguales entre sí, no hubo más cambios que nuestro físico, y aunque ella al principio se mostraba solícita y deseosa de encuentros amorosos, al poco dejó de interesarse por ello ya que sentía que yo no correspondía a su pasión como debía hacerlo un esposo. Al tiempo supe que tuvo un amante, un pintor algo más joven que ella que la miraba con deseo y ternura; la última vez que lo vi fue en el funeral de mi esposa, a lo lejos, con un gesto que yo no pude tener nunca de desgarro y tristeza.

Mi vida ha sido un fraude a mí mismo y a los demás.. debí dejar que Amanda escapara de aquella casa que la encorsetaba, que escapara con aquél hombre que verdaderamente la amaba como debí haberla amado yo. Debí haber roto los lazos que me unían a mi familia por aquella niña de tez negra. Debí haber elegido un camino, aunque fuese un camino equivocado..

Ahora que estoy solo me arrepiento. Ahora que me siento viejo y que no dejo nada en este mundo que merezca la pena me arrepiento y he tomado una determinación; ya que no elegí nada en mi vida y fui infeliz, voy a elegir en mi muerte.

Dejo esta carta a quien desee leerla, ya que cuando esto suceda yo estaré ya en el fondo del río que pasa cerca de esta casa. Estoy seguro que cuando el agua me rodee seré el hombre más feliz porque habré elegido al menos mi último destino.

Ana María, 12 de Enero de 2012. Punta Umbría

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Ana María por tu relato. Un tanto duro pero así es escribir lo que te sale del alma. Espero que tengamos más tuyos.
MANU

KRYZALIDA dijo...

Bello... muy emotivo y real. Un beso. Kryz

Ana María dijo...

Hola!

No me había dado cuenta de que tenía comentarios en mi texto.. :)

Gracias por los elogios, y, ¿no veis fallos? si puedo aprender pues mejor :)

Besos :)

Framboise dijo...

Ana ¿ves cómo sí puedes? ;)
Me ha encantado :))
"Debí haber elegido un camino, aunque fuese un camino equivocado.."
Ningun camino es equivocado en realidad si sabemos coger un desvío cuando se presenta una bifurcación... así es la vida : llena de caminos.
Repito: me ha encantado tu sensibilidad y espero mássssss

Besote grande, Ana de las rosas ;)

Ana María dijo...

Hola!

Framboise, gracias por tus palabras :)

Ciertamente la elección es algo a lo que tenemos que enfrentarnos cada día muchas veces, aunque muchas de ellas se convierten con el tiempo en costumbres.

Besos :)